lunes, 29 de diciembre de 2014

El timo y los peligros del agua embotellada.

En los últimos años se nos ha estado vendiendo de una forma abrumadora y diría que hasta poco ética las propiedades saludables del agua embotellada procedente de “manantiales purísimos de alta montaña donde nunca puso el pie el ser humano”. No digo yo que el agua procedente de tales fuentes no sea buenísima y purísima pero el problema no radica en el agua misma sino en el bisfenol A que contiene la botella de plástico.


Cada día son más numerosos los artículos científicos donde se publican los efectos perniciosos del bisfenol A. Este agente es capaz de penetrar en los líquidos que contienen los envases de plástico contaminándolos de una forma muy perjudicial para la salud. Un par de horas después de haber ingerido agua procedente de una botella de plástico, la cantidad de bisfenol A determinada en orina eleva su concentración hasta en quince veces.

Un reciente artículo publicado en Hypertension advierte que tras la ingestión de agua embotellada en plástico la presión arterial se eleva unos 5 mmHg. Conviene recordar que un aumento de la tensión arterial por encima de los 20 mmHg duplica las posibilidades de sufrir un accidente coronario.

Los mecanismos fisiopatológicos por los que el bisfenol A induce trastornos vasculares peligrosos son complejos y tienen mucho que ver con cambios neurohormonales que regulan la actividad funcional y estructural de las arterias.


Otros estudios de carácter experimental han señalado que altas concentraciones de bisfenol A en los tejidos orgánicos favorecen la aparición de determinados tumores así como diabetes, hipertensión, obesidad, trastornos del sistema reproductivo y disfunción de la glándula tiroides.

Son muchos los argumentos en contra del agua y de otros líquidos embotellados en plástico, sin contar con la contaminación ambiental que produce este tipo de envasado además de que, según un estudio americano, el 25% de las llamadas “aguas minerales” se envasan directamente de los grifos del consumo general de las ciudades donde, dicho sea de paso, el control sanitario de esta agua de consumo corre a cargo de expertos que garantizan su óptima calidad.

Me contaron de un astuto “empresario” mejicano que decía vender agua “radiada” con excelentes propiedades para la salud. Cuando alguien le preguntó cómo conseguía “radiar” el agua, respondió que el procedimiento era bastante simple y muy económico: “A ambos lados del tubo de envasado —dijo— coloco una equipo que emite música de radio Guadalajara y al otro, otra que da noticias de radio Jalisco. ”


Al margen de la broma anterior conviene además recordar que no es solamente bisfenol A lo que contiene el agua embotellada en plástico sino que se han detectado otros agentes patógenos como trihalometanos, bencenos, mohos, y hasta arsénico.


Recuerde estos datos y antes de comprar líquidos embotellados en plástico piense en su salud y de paso en el maltrecho equilibrio ecológico.

sábado, 13 de diciembre de 2014

La salud cardiovascular es cosa de dos.

Hace algo menos de un año fue publicado el estudio Euroaspire IV, una encuesta a escala europea, llevada a cabo en 24 países de la UE para conocer el estilo de vida, el uso de medicamentos, el control de los factores de riesgo y el grado de conocimiento de los pacientes cardiovasculares acerca de su enfermedad.
 
Los resultados han sido sorprendentes: El 65% de los pacientes cardiacos desconoce varios aspectos de su enfermedad. Tras un evento cardiovascular, cuatro de cada cinco pacientes (80%), al cabo de seis meses, continúan con sobrepeso, uno de cada dos (50%) siguen fumando, menos de un tercio (30%) ha conseguido rebajar las cifras de colesterol a niveles óptimos y sólo uno de cada dos (53%) ha conseguido controlar su presión arterial previamente elevada.

Otros datos indican que el 24% no sabe qué tipo de enfermedad cardiovascular padece. Con respecto a su gravedad, el 23% la desconoce, el 29% la considera inferior a la real y el 22% no sabe determinar si su enfermedad será relevante en su pronóstico. Uno de cada tres pacientes ignora la conveniencia de introducir cambios en sus hábitos de vida. El 32% de los ingresados no enumera las pruebas que se le han realizado y el 29% no sabe definir qué tipo de tratamiento se aplicaría en su caso. El estudio también concluye que la mayor parte de los pacientes desean obtener más información.



Los datos han sido impactantes entre los responsables sanitarios europeos quienes, en cooperación con los profesionales de la salud y las asociaciones de pacientes, ya están implementando medidas tendentes a corregir estas deficiencias. En tal sentido, se señala que una mayor concienciación por parte del médico y una mayor participación del paciente en su enfermedad, exigiendo mayor información, son posturas esenciales para invertir esta peligrosa situación.

Los evaluadores de la encuesta indican que para concienciar al paciente resulta imprescindible actuar primero, sobre los profesionales de la salud para que se comprometan en la educación sanitaria de sus pacientes y para que éstos, a su vez, se responsabilicen de su enfermedad y participen activamente en su tratamiento, con pleno conocimiento de lo que deben de hacer en todo momento y muy en especial en la rápida identificación de los síntomas cardiovasculares de alarma.


Es un hecho cierto que la aplicación de sólidos programas de educación sanitaria han contribuido a reducir la morbimortalidad cardiovascular en un 26% y la mortalidad por cualquier causa en casi un 20%. El conocimiento de los factores de riesgo y su prevención es la base principal para mejorar la salud cardiovascular de los europeos y su calidad de vida.

Este estudio Euroaspire IV demuestra una vez más que la salud depende, por supuesto, de una correcta actuación médica pero que ésta carecería de efectividad sin la decidida y comprometida actuación del paciente.



lunes, 8 de diciembre de 2014

Inhalación pasiva del humo de marihuana

Un ensayo experimental llevado a cabo en cobayas en la Universidad de California, en San Francisco, dirigido por el Dr. Matthew L Springer, ha demostrado que la exposición al humo de marihuana durante media hora disminuye el flujo arterial de sangre entre un 50 y un 70%.
El efecto deriva directamente de la incapacidad de las arterias para dilatarse como habitualmente hacen en situaciones en las que el organismo requiere un aumento del flujo sanguíneo, como, por ejemplo, durante el estrés físico. Dicho de otro modo, el humo de marihuana impediría la vasodilatación arterial, tan necesaria en numerosas ocasiones.
El efecto era idéntico tanto si la marihuana inhalada contenía tetrahidrocannabinol (el elemento psicoactivo primario del producto) como si no lo contenía, lo que demuestra que el daño vascular que provoca la marihuana no es debido a sus componentes psicotropos  sino al humo mismo.
“El efecto deletéreo vascular del humo de marihuana —explican los autores del ensayo— es similar al que provoca el humo de tabaco”. Y añaden que: “fumar es fumar", independientemente de los contenidos de los humos que se aspiran, sean estos de tabaco, marihuana, humo de madera quemada, puros, hojas secas, o de narguile.

En la misma línea se expresa la Dra Nancy Rigotti del Massachusetts General Hospital de Boston quien manifiesta que, aunque no hay experiencias en humanos con el humo de marihuana, sí la hay con cobayas y humanos con el humo de tabaco y, por tanto, la experiencia con el humo de marihuana en ratas de laboratorio hace pensar que sus efectos son previsibles también en el sistema arterial del hombre.

Como mensaje final, concluyen los investigadores de este ensayo, “inhalar humo de cualquier clase no es bueno para el corazón y, consecuentemente, todos, pero muy especialmente los pacientes con problemas coronarios, deberían evitar la exposición a cualquier clase de humo ambiental”.


sábado, 6 de diciembre de 2014

Remolacha para hipertensos

Un estudio observacional llevado a cabo en la London School of Medicine por el Dr. Vikas Kapil y colaboradores ha encontrado reducciones significativas en la presión arterial máxima y mínima de pacientes hipertensos que consumían diariamente un cuarto de litro de zumo de remolacha durante 4 semanas. Se especula que esa cantidad de jugo de remolacha, que contiene algo más de 6 milimoles de nitratos, sería el agente directamente responsable del efecto antihipertensivo.
La reducción tensional se observó tanto si las medidas de presión arterial eran hechas en el consultorio, el hospital, en el domicilio o en registro ambulatorio continuo. 

Los autores del estudio pudieron comprobar, además, el beneficio que el zumo de remolacha ejerce sobre la pared de las arterias disminuyendo su rigidez y activando positivamente la función del endotelio, efectos que no pudieron observarse en el grupo placebo.
En palabras del Dr. Kapil “Éste es el primer estudio que demuestra que una dieta rica en nitratos reduce significativamente la presión arterial en pacientes hipertensos de ambos sexos.”
El ensayo clínico enroló 64 pacientes de ambos sexos con tensión arterial elevada comparados a un grupo control equiparable en características demográficas y clínicas y que tan sólo recibieron placebo. Los resultados acaban de ser publicados en noviembre de 2014 en la prestigiosa revista médica Hypertension.

Como explican los autores, una dieta rica en nitratos inorgánicos elevan las concentraciones sanguíneas y tisulares de estos compuestos cuyos efectos sobre la presión arterial y la función arterial son beneficiosamente demostrables.

Por otro lado, es un hecho conocido que los nitratos son potentes vasodilatadores, un efecto con reconocidas propiedades sobre la dinámica arterial y muy particularmente sobre el árbol arterial coronario, lo que podría hacer pensar que el jugo de remolacha podría ser, también, un eficaz aliado contra determinadas enfermedades cardíacas.


miércoles, 3 de diciembre de 2014

En el corazón del ruido

La contaminación acústica en las grandes ciudades se ha convertido en un problema sanitario de primer orden. Las estadísticas indican que España es el segundo país más ruidoso del mundo, tan sólo por detrás de Japón. Nueve millones de españoles están diariamente expuestos a niveles inaceptables de ruido (más de 65 decibelios durante el día y más de 55 durante la noche). Paradójicamente, son también los dos países más longevos del planeta.
Varios estudios epidemiológicos han demostrado una clara asociación entre la exposición a largo plazo del ruido de los aviones (el más ruidoso de todos los transportes) y un aumento de la tensión arterial y de los eventos cardiovasculares.
Un reciente trabajo publicado en British Medical Journal investigó el número de ingresos hospitalarios y la mortalidad por accidente cerebrovascular, enfermedad coronaria y enfermedad cardiovascular en una población cercana al aeropuerto de Heathrow (Londres). Constataron que los residentes de las zonas más ruidosas tenían un 24% más de riesgo de sufrir un ictus, un 21% más de riesgo de infarto de miocardio y un 14% más de riesgo de ingreso debido a enfermedad cardiovascular, que aquellos otros que vivían en zonas donde el ruido no era tan intenso. El riesgo de muerte por ictus fue del 21%, del 15% para el infarto y del 16% para muerte cardiovascular.

Hay más estudios epidemiológicos que han demostrado asociaciones entre la exposición a largo plazo del ruido de los aviones y un aumento de la hipertensión arterial y de los eventos cardiovasculares, aunque las razones exactas de esta relación siguen siendo desconocidas.

Otro estudio publicado hace poco en el European Heart Journal realizado por investigadores  alemanes sobre 75 voluntarios sanos de ambos sexos con una edad media de 26 años, expuestos de forma aleatoria a diferentes estrés acústicos (uno sin ruido y dos con reproducciones de sonido similar al que producen los aviones en su despegue o aterrizaje) con índice superiores a 65 decibelios, demostró que los adultos sanos que se habían sido expuestos tan solo una noche al ruido de 60 vuelos veían alterada su función endotelial (arterial) con un significativo aumento del estrés oxidativo También se observó que la disfunción endotelial iba paralelamente acompañada de un aumento significativo de los niveles de adrenalina, de un incremento de la presión arterial sistólica y de una evidente disminución de la calidad del sueño.

Estos estudios señalan que el estrés acústico es una importante causa de daño arterial que provoca, a su vez, aumentos sostenidos de la presión arterial que, como es bien sabido, es el primer factor causal para producir ictus infarto de miocardio, particularmente en personas mayores de 65 años.



Dicho lo anterior, tenga en cuenta a al hora de adquirir su vivienda que el entorno sea lo menos ruidoso posible y no dejemos de presionar a las autoridades sanitarias para que implemente leyes restrictivas que moderen o eviten una de las peores contaminaciones insalubres que día a día nos afectan: el ruido insoportable.