domingo, 10 de mayo de 2015

Escéptico Jobs

Lo supimos después de su muerte, según reveló su biógrafo Walter Isaacson.
 
Steve Jobs con su famosa tablet
Steve Jobs, el fundador de Apple, mordió la manzana de la desconfianza. El hombre que con su tenacidad, su trabajo y su fantasía revolucionó nuestra forma de trabajar y relacionarnos, podría quizá seguir todavía en el mundo de los vivos de haber confiado un poco más en una de las ciencias: la medicina, a la que con sus métodos informáticos tanto contribuyó para su expansión y desarrollo.

Cuando le diagnosticaron el cáncer de páncreas en 2003, el tumor estaba poco desarrollado, bien localizado y sin propagación metastásica. Era perfectamente extirpable mediante cirugía radical.  Sus posibilidades de curación iban más allá del 60%.

De un modo sorprendente, Steve Jobs optó por terapias alternativas naturales apoyadas en dietas macrobióticas y vegetarianas y procedimientos budistas y espiritistas de escasa base científica. Cuando se le intervino al año siguiente, tras haber rehusado los consejos de sus médicos, el tumor estaba muy extendido y su avance se había hecho imparable.
Steve Jobs poco ante de su muerte

Es paradójico, pero tampoco es un caso aislado. Personajes de su categoría intelectual y científica, en circunstancias parecidas, recurren a terapias alternativas al desconfiar y despreciar procedimientos médicos de una sólida base científica. Es la disyuntiva entre lo que digo y lo que hago.

Y uno se pregunta: ¿Qué les puede conducir a adoptar una resolución semejante?  La respuesta es variada y confusa. Por un lado es explicable por la angustia que genera el diagnóstico de una enfermedad potencialmente letal a la que se quiere poner remedio como sea. Por otro; el oportunismo de curanderos, chamanes y charlatanes quienes aprovechándose de su engañoso esoterismo y apoyándose en los reconocidos fracasos de una medicina falible, potencian su caja de resonancia en medios de comunicación poco rigurosos para sacar partido de la confusión general y de los escépticos en particular.
 

Descanse en paz el genio de la manzana mordida cuya impagable contribución al progreso de la Humanidad quedará para siempre en la memoria de todos nosotros.