viernes, 17 de abril de 2015

Hasta que el divorcio nos lleve al infarto


Aquello de "más vale estar solo que mal acompañado" es una verdad a medias. Un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista médica Circulation concluye que el divorcio aumenta el riesgo para infarto de miocardio y acorta las expectativas de vida. En un post anterior a este ya nos habíamos referido a similares resultados con otro estudio de parecidas características. 


Para obtener estas conclusiones los autores observaron durante 18 años (1992 - 2010) a más de 16.000 estadounidenses de ambos sexos. Un tercio de los evaluados habían tenido uno o varios divorcios. En el grupo de los divorciados se observó una mayor tendencia hacia los padecimientos cardiovasculares y, en concreto, al infarto de miocardio, mientras que en los que continuaron casados esta prevalencia fue significativamente menor.

No obstante, estos resultados no fueron homogéneos, dependiendo del género. Así, los varones divorciados que volvieron a casarse no mostraron un aumento de las tasas de infarto de miocardio comparado con los nunca divorciados, mientras que las mujeres divorciadas que volvieron a casarse el aumento en el número de infartos de miocardio fue notablemente superior respecto de aquellas otras que tras el divorcio permanecieron célibes. Además, en las mujeres que habían tenido dos o más divorcios el riesgo cardiovascular para infarto fue similar al que se observa con otros factores de riesgo como el tabaquismo, el exceso de colesterol o la hipertensión arterial.

Los autores sugieren que un cierto aislamiento social y otros factores de orden fisiológico y psicológico que supone la ruptura de la pareja pudieran jugar un papel clave que explicara esta marcada tendencia hacia la enfermedad cardiovascular.
Los investigadores sospechan que "el estrés psicológico agudo y crónico asociado al divorcio puede jugar un papel clave que explique los hallazgos de este estudio".

Hay otros estudios que, por el contrario, indican en qué modo las desavenencias conyugales crónicas y reiteradas son, igualmente, un importante factor de riesgo que acorta la vida de quienes lo sufren y sobre todo inciden de una forma lamentable en la búsqueda de la felicidad plena a la que todos aspiramos.


Son pocos los que se manifiestan plenamente satisfechos con su modo de ser y estar y en ello el ambiente en que nos desenvolvemos y las relaciones personales que mantenemos tienen la clave del éxito.