miércoles, 3 de diciembre de 2014

En el corazón del ruido

La contaminación acústica en las grandes ciudades se ha convertido en un problema sanitario de primer orden. Las estadísticas indican que España es el segundo país más ruidoso del mundo, tan sólo por detrás de Japón. Nueve millones de españoles están diariamente expuestos a niveles inaceptables de ruido (más de 65 decibelios durante el día y más de 55 durante la noche). Paradójicamente, son también los dos países más longevos del planeta.
Varios estudios epidemiológicos han demostrado una clara asociación entre la exposición a largo plazo del ruido de los aviones (el más ruidoso de todos los transportes) y un aumento de la tensión arterial y de los eventos cardiovasculares.
Un reciente trabajo publicado en British Medical Journal investigó el número de ingresos hospitalarios y la mortalidad por accidente cerebrovascular, enfermedad coronaria y enfermedad cardiovascular en una población cercana al aeropuerto de Heathrow (Londres). Constataron que los residentes de las zonas más ruidosas tenían un 24% más de riesgo de sufrir un ictus, un 21% más de riesgo de infarto de miocardio y un 14% más de riesgo de ingreso debido a enfermedad cardiovascular, que aquellos otros que vivían en zonas donde el ruido no era tan intenso. El riesgo de muerte por ictus fue del 21%, del 15% para el infarto y del 16% para muerte cardiovascular.

Hay más estudios epidemiológicos que han demostrado asociaciones entre la exposición a largo plazo del ruido de los aviones y un aumento de la hipertensión arterial y de los eventos cardiovasculares, aunque las razones exactas de esta relación siguen siendo desconocidas.

Otro estudio publicado hace poco en el European Heart Journal realizado por investigadores  alemanes sobre 75 voluntarios sanos de ambos sexos con una edad media de 26 años, expuestos de forma aleatoria a diferentes estrés acústicos (uno sin ruido y dos con reproducciones de sonido similar al que producen los aviones en su despegue o aterrizaje) con índice superiores a 65 decibelios, demostró que los adultos sanos que se habían sido expuestos tan solo una noche al ruido de 60 vuelos veían alterada su función endotelial (arterial) con un significativo aumento del estrés oxidativo También se observó que la disfunción endotelial iba paralelamente acompañada de un aumento significativo de los niveles de adrenalina, de un incremento de la presión arterial sistólica y de una evidente disminución de la calidad del sueño.

Estos estudios señalan que el estrés acústico es una importante causa de daño arterial que provoca, a su vez, aumentos sostenidos de la presión arterial que, como es bien sabido, es el primer factor causal para producir ictus infarto de miocardio, particularmente en personas mayores de 65 años.



Dicho lo anterior, tenga en cuenta a al hora de adquirir su vivienda que el entorno sea lo menos ruidoso posible y no dejemos de presionar a las autoridades sanitarias para que implemente leyes restrictivas que moderen o eviten una de las peores contaminaciones insalubres que día a día nos afectan: el ruido insoportable.