viernes, 15 de mayo de 2015

Pilates cerebral

Quién no  ha olvidado alguna vez dónde dejó las llaves del coche, si cerró o no la espita del gas o qué día cumple años esa cuñada tan entrañable. Son olvidos comunes que suelen ocurrir con bastante frecuencia desde edades tempranas. Sin embargo; cuando esos síntomas se acentúan y la edad comienza con el número 6, el 7 o más, el diagnóstico médico suele ser inflexible, casi despiadado: demencia senil,  Alzheimer, atrofia cortical difusa…

Neurobiólogos de la Duke University Medical Center, han hecho descubrimientos sorprendentes que vienen a poner en cuestión conceptos clásicos de la neurofisiología humana. Al parecer, no son neuronas lo que perdemos a lo largo de la vida y con ellas la memoria y otras funciones intelectivas, sino que son las conexiones interneuronales, mediadas por la neurotrofina, lo que poco a poco va degradándose. Cuentan estos investigadores que habría que estimular la producción de neurotrofinas para mantenerse mentalmente joven y evitar el deterioro cognitivo de la senectud, pero eso, farmacológicamente, aún está por llegar.

Sugieren, que ejercitar el cerebro sometiéndolo continuamente a una especie de Pilates neuronal podría rebajar la alta incidencia de trastornos neurológicos en los que la pérdida de memoria es el síntoma alarma y el más grave. Para aumentar los niveles de neurotrofinas serían necesarias modificaciones conductuales que, a priori, nos pueden parecer sorprendentes e incluso un poco ridículas, pero los neurobiólogos de la Duke University dicen que funciona.

Animan, para evitar el deterioro mental, practicar ejercicios que estresen las neuronas, que las estimulen al máximo, como hacen los levantadores de pesas para obtener un descomunal desarrollo muscular. Aseguran que es la mejor manera de incrementar la síntesis de neurotrofinas y facilitar así, la conexión entre las neuronas manteniéndolas “vivas”.

Proponen para ello, una lucha sin cuartel contra la rutina que inhiba el  funcionamiento automático del cerebro. Y dan detalles. Por ejemplo; ducharse con los ojos cerrados buscando a tientas el champú, el jabón, la toalla y experimentado un nuevo tacto a ciegas de nuestra propia anatomía o utilizar la mano no dominante para funciones habituales como manejar el móvil, escribir, cortar con tijeras, cambiar de manos los cubiertos, peinarse con la mano no habitual, hacerse a ciegas el  nudo de la corbata o leer en voz alta para descubrir matices desconocidos de nuestra voz. También recomiendan modificar frecuentemente las rutas que habitualmente utilizamos para acudir al trabajo, al mercado, a casa de un amigo o regresar al hogar por lugares distintos a los habituales. Aconsejan frecuentes mudanzas en la casa colocando cosas en lugares distintos a los habituales y recordar luego donde las hemos colocado. También proponen comentar los textos que se leen, las películas que se ven, las noticias de actualidad y las del pasado, memorizar poemas, listines telefónicos, etc., etc. En suma; estimular al cerebro mediante un Pilates especial para sacarlo de la rutina indicándole que los caminos habituales tienen que dejar de serlo y que las sensaciones y emociones hay que renovarlas día a día. En suma; vivir.




1 comentario:

  1. Interesante, José Luis. Creo que los escritores hacemos un Pilates especial, porque al escribir creando historias debemos necesariamente recordar todos los detalles para que encajen. Sin embargo, de vez en cuando me olvido dónde dejé los lentes. :(

    ResponderEliminar