Recientes investigaciones han venido a demostrar que el
corazón tiene su propio cerebro compuesto por unas 40.000 neuronas autóctonas que funcionan con independencia de las del cerebro.
Esa recién descubierta red neuro-cardíaca a través de
determinados neurotransmisores se organiza en circuitos neuronales autónomos
capaces de tomar decisiones propias que, haciendo el camino inverso, informan
al cerebro de la cabeza sobre las determinaciones que adopta el cerebro del
corazón, condicionándolo. Se sospecha que el cerebro del corazón tiene
capacidad organizativa y retentiva de forma que puede almacenar en su memoria
funciones específicas que en momentos determinados pone autónomamente en
marcha.
Los científicos que han descubierto este cardio-cerebro van
un poco más allá y argumentan que la autonomía cerebral del corazón le permitiría
tomar decisiones previamente aprendidas informando al cerebro, y condicionando
de esa forma determinadas tomas de decisiones autónomas.
Desde hace algún tiempo se sabía que el corazón es un órgano
productor de hormonas, entre otras del péptido atrial natriurético, que no sólo
regula el volumen de sangre circulante y el flujo de orina sino que además estimula la inhibición
de determinadas hormonas relacionadas con el estrés y facilitando la liberación
de otras como la oxitocina, conocida como la hormona del amor y el bienestar.
Y no es solamente eso, sino que a través de los campos
electromagnéticos que genera el corazón (el electrocardiograma que se recoge en
las extremidades no es más que una expresión de ello) influye de manera
determinante en un entorno de 2 a 4 metros condicionando de manera decisiva en el
estado emocional propio y en el de los individuos que se encuentran en su
proximidad.
Queda por determinar, sin embargo, si el miedo, la ira, la
pasión, el amor o cualquier otro tipo de manifestación de la conducta humana, condicionan los cambios
adaptativos del corazón o si es el propio corazón, a través de sus circuitos
neurohormonales, los que inducen esas manifestaciones del carácter.
Lo que son las cosas; ahora vienen los científicos con estos descubrimientos cuando, desde siempre, la sabiduría popular ya había identificado al
corazón como el órgano genuino de las pasiones humanas. Y si no ¿a santo de qué
decimos “te quiero con todo mi corazón"?
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