La Terapia Neural trata de potenciar los
sistemas biorreguladores del organismo por el principio de la acción / reacción utilizando como factor
precipitante un conocido anestésico local: la procaína, muy utilizado en odontología.
Los estímulos
provocados mediante la inyección local de bajas concentraciones diluidas de
procaína, libre de efecto anestésico, consiguen que el organismo, por sí mismo,
repare numerosos procesos patológicos y que, selectivamente, actúe sobre
determinados sustratos que propician la amortiguación de una enzima, la monoaminooxidasa (MAO) responsable de la destrucción de
neurohormonas claves para la vida y el placer como son la norepinefrina, la serotonina
y la dopamina.
El cuerpo humano
debe de ser considerado como un todo en el que los diferentes
aparatos y sistemas están íntimamente relacionados siendo, además,
interdependientes. Así pues, el sistema nervioso, el endocrino, el inmune, el
cardiovascular, el digestivo, etc., trabajan de manera coordinada de forma que
cuando uno de ellos sufre un desequilibrio, el resto enferma.
La comunicación y
coordinación entre ellos viene condicionada por la actividad de los neurotransmisores, de determinadas
hormonas, de agente proinflamatorios como las citoquinas y de agentes
reguladores como la MAO, el PABA (ácido
paraaminobenzoico) y el DEAE (dietilaminoetanol).
Todas las células del cuerpo están íntimamente involucradas en este complejo
sistema de intercomunicación comandado por el sistema neurovegetativo (simpático y parasimpático) que vehicula la
información en todas las direcciones imaginables.
La terapia neural,
que utiliza procaína en dosis bajas, estabiliza el potencial eléctrico de las membranas
celulares regulando sus funciones.
Aplicaciones e
indicaciones de la terapia neural.
La terapia neural persigue con sus estímulos específicos que, mediante la
coordinación global de todos los órganos y sistemas, sea el propio organismo
quien regule su actividad, reparando al mismo tiempo los desequilibrios que
conducen a la aparición de la enfermedad.
Las indicaciones más habituales donde la terapia neural con procaína
han demostrado un incuestionable beneficio son:
- Procesos inflamatorios agudos y crónicos.
- Tratamiento del
dolor agudo y crónico.
- Procesos
ósteo-articulares degenerativos y traumáticos.
- Problemas que
afectan al aparato cardiovascular.
- Patologías
degenerativas del sistema nervioso.
- Desajustes
hormonales.
¿Qué es la
procaína?
La procaína es un
anestésico local ampliamente utilizado en odontología y carente de efectos
indeseables cuando se utiliza en las dosis recomendadas. En dosis mayores
pueden observarse reacciones alérgicas de escasa relevancia clínica. Por sus
propiedades farmacológicas, se dice que la procaína tiene una acción
simpaticolítica, disminuyendo la percepción del dolor y el estrés.
Como agente de
base para la terapia neural se
utiliza en concentraciones inferiores al 1%.
La procaína se forma mediante la
fusión de un ácido (PABA) y un alcohol (DEAE). Cuando la procaína es inyectada
se disocia en los dos factores que la han creado, es decir, en PABA y DEAE.
Las acciones del
PABA son múltiples y absolutamente necesarias para mantener una perfecta
homeostasis. Es un factor clave en la producción de aquellos agentes
reguladores de un equilibrado desarrollo metabólico. Se sabe, además, que el
PABA entra a formar parte de los elementos productores de glóbulos rojos en la
médula ósea. Facilita la conservación de la piel y los tegumentos protegiendo
el pelo y las uñas, al tiempo que modula la actividad de glándulas como el
tiroides, las suprarrenales, la hipófisis, los testículos y los ovarios. A
nivel del tracto digestivo regula las secreciones enzimáticas de hígado y
páncreas y estabiliza la flora intestinal lo que contribuye al buen equilibrio
del sistema inmunológico y a la producción de agentes como vitaminas de los
grupos B y K, ácido pantoténico, ácido fólico y biotina.
Los efectos del
DEAE son menos conocidos y sus acciones se vinculan con la estabilidad
emocional evitando síndromes psiquiátricos del tipo de la depresión o la
ansiedad e incrementando el nivel de euforia.
Ambos agentes
(PABA y DEAE) una vez incorporados al organismo son inestables y rápidamente
metabolizados por el hígado. Sin embargo, cuando se administra procaína sus
efectos resultan más eficaces y duraderos.
Los efectos de la
procaína son numerosos. No sólo es un potente anestésico local sino que en
bajas concentraciones tiene los efectos antes mencionados a los que cabe
añadir: Regulador neurovegetativo. Estabilizador del potencial eléctrico de las
membranas celulares. Antiarrítmico. Antiinflamatorio. Miorrelajante. Antiespasmódico.
Vasodilatador. Analgésico. Antihistamínico, etc.
Investigaciones antienvejecimiento de la doctora
Ana Aslan con procaína:
En 1946, la doctora rumana Ana Aslan descubrió, tratando excombatientes de la Segunda Guerra
Mundial, que la procaína contenía múltiples propiedades terapéuticas. Sus
investigaciones clínicas y de laboratorio le llevaron a crear en 1952 el Gerovital H3,
capaz de aportar los nutrientes necesarios para
reparar y/o renovar las células envejecidas o dañadas facilitando, además, un
mayor aporte de oxígeno a las células. Su fórmula, al día de hoy, continúa
siendo el secreto que la doctora Aslan se llevó a la tumba pero se sabe que la
procaína está en la base de su formulación.
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Dra. Ana Aslan a los 90 años |
La Dra. Ana Aslan,
conoció a través del Journal of
Physiology que existía una enzima en el cuerpo humano denominada monoaminooxidasa (MAO). La revista
reportó que la MAO conserva estables e inalterados sus niveles en
sangre hasta la edad de 30 años pero, luego, aumenta sus concentraciones
plasmáticas de forma exponencial, conforme envejecemos.
La MAO neutraliza los
efectos de determinados neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y la
norepinefrina. Conforme los individuos van cumpliendo años, la actividad de la
MAO aumenta destruyendo más rápidamente estas substancias de tanta importancia
fisiológica. La dopamina, la serotonina y la norepinefrina son los agentes
responsables de sensaciones
relacionadas con el placer,
la serenidad y la calma y al parecer, también, con la longevidad.
Se encontró que los pacientes que sufren patologías debilitantes tales como la artritis, artrosis, neuritis,
arteriosclerosis, senilidad o depresión tienen niveles mucho más altos de MAO
que lo normal.
Investigando con ratas blancas envejecidas, la Dra. Aslan condujo una serie de experiencias para
tratar de disminuir los niveles de MAO usando varias fórmulaciones. Descubrió
así, una combinación que consiguió reducir en un 85% la actividad y las
concentraciones plasmáticas de MAO en las ratas investigadas en tan sólo un
período de 15 días. Pero lo más interesante fue que las ratas con los niveles
disminuidos de MAO vivieron un 21.2% más de tiempo que otro grupo normal de
ratas blancas en las que no se administró el agente reductor de la MAO.
Durante los siguientes
años, la Dra. Aslan observó el comportamiento de numerosos pacientes tratados con su fórmula secreta. En promedio, el grupo del estudio vivió aproximadamente
un 29% más que la esperanza de vida promedio de la población general, lo que en términos relativos permite calcular un incremento de unos 16 años en las
expectativas de vida.
A través de los años,
miles de pacientes de la Dra. Aslan manifestaron mejorías y alivios típicamente
relacionados con el envejecimiento, tales como la artritis, neuritis,
impotencia, deterioro mental, pérdida de memoria, psoriasis, asma, angina de
pecho, úlceras, arteriosclerosis, depresión, diabetes, hipertensión, piel
reseca y poco tono muscular, falta de deseo sexual y de energía, osteoporosis,
hipoacusia e incluso algunos pacientes canosos manifestaron que el pelo había
conseguido un tinte más oscuro. Las mujeres post-menopáusicas tratadas
manifestaron un alivio significativo de los síntomas inherentes a este proceso
biológico (sofocos, falta de deseo sexual, tendencia a la obesidad, sequedad
vaginal, etc.).
Todas estas
propiedades terapéuticas son las que le dan a la procaína la capacidad de tener
un fuerte efecto antienvejecimiento que condujo a la Dra. Ana Aslan a utilizarla en sus
tratamientos de rejuvenecimiento y que la hicieron famosa por los años
cincuenta del pasado siglo XX. Las investigaciones de la Dra. Aslan no pasaron
inadvertidas por la comunidad científica internacional y por personajes
relevantes de la alta sociedad. Muchas celebridades recibieron tratamiento con
procaína, desde bellas estrellas del celuloide como Marlene Dietrich, Marilyn
Monroe o Claudia Cardinale,
políticos como Mao Ze-Dong, John F. Kennedy, Fidel Castro, Francisco
Franco, o Charles De Gaulle, pintores como Dalí o Picasso, escritores como
Pablo Neruda y actores como Omar Sharif.
Numerosas clínicas
antienvejecimiento continúan aplicando, hoy en día, este procedimiento
terapéutico de reconocida eficacia médica, entre ellas la nuestra.