lunes, 18 de enero de 2016

Refrescos azucarados, obesidad y grasa visceral

Evaluando datos de la tercera generación del Estudio de Framingham (1.003 nietos de la primera población analizada) , se ha comprobado que el consumo de bebidas azucaradas se asocia a un notable incremento del índice de masa corporal (sobrepeso y obesidad) con un significativo aumento de la cantidad y calidad de la grasa visceral, un conocido factor de riesgo cardiovascular. El análisis del depósito graso visceral fue hecho con ayuda de un sistema de tomografía computerizada.

Estos datos vienen a confirmar los efectos perjudiciales, en la población juvenil y adulta de ambos sexos, derivados del consumo de refrescos azucarados en una cantidad tan aparentemente poco relevante como una unidad al día. Sin embargo, estas diferencias no se observaron en aquellos grupos que tomaban bebidas gaseosas no azucaradas.
Este estudio, en palabras del Dr. Jiantao Ma, del National Heart, Lung and Blood Institute (USA), señala la necesidad de alertar a la población para que suspendan o reduzcan al mínimo el consumo de refrescos azucarados para evitar la obesidad visceral, el síndrome metabólico y posiblemente la diabetes tipo 2, tres entidades nosológicas íntimamente vinculadas al desarrollo de la arterioesclerosis y la enfermedad cardiovascular.

Según los investigadores del Estudio de Framingham, este análisis marca un punto de inflexión a partir del cual ya no existen dudas sobre las insanas consecuencias que supone el consumo de este tipo de refrescos tan enraizados en nuestros usos y costumbres, lo que debería alertar a las autoridades sanitarias para que dicten normas que regulen adecuadamente los contenidos azucarados en todos los refrescos.
Los resultados de este análisis han sido publicados el 11 de enero de este mismo año en la revista Circulation.






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