domingo, 24 de mayo de 2015

Marcapasos sin cables

Que nadie dude que los logros de la medicina actual se cimentan sobre las investigaciones del pasado. Por lo que hace referencia a los marcapasos su historia tiene más de dos siglos. En los anales de la Royal Human Society de 1774 se cita un informe sobre la reanimación de un niño de tres años, en parada cardíaca, mediante la administración de descargas eléctricas en el tórax.

En 1932, un médico neoyorquino, de nombre W. Hyman, desarrolló un aparato que provocaba la estimulación del corazón mediante impulsos eléctricos periódicos generados por un equipo de corriente continua que, por medio de una aguja introducida en el corazón, a través del tórax, estimulaba la contracción cardíaca.El equipo tenía algunas limitaciones. Su peso era algo superior a los 7 kg y la batería necesitaba recargas cada 6 minutos.
Radiografia de tórax donde se observa un marcapasos implantado bajo la piel en la zona sub clavicular izquierda y su conexión al corazón mediante un cable
Fue en 1958 cuando se inicia de modo rutinario la terapia de estimulación eléctrica del corazón por medio de marcapasos implantados debajo de la piel y conectados al epicardio por medio de unas placas metálicas. Fueron los médicos Elmquist y Senning los que implantaron por primera vez un marcapasos en un ser humano. Para ello, y a tórax abierto, suturaron los electrodos al corazón de un paciente con ritmo cardíaco muy lento, lo que le provocaba continuos síncopes. Aquel paciente sobrevivió hasta los 86 años de edad, falleciendo en enero de 2002, es decir, 44 años después del procedimiento inicial, aunque a lo largo de su vida tuviera que recibir hasta 22 equipos distintos de estimulación cardíaca.
Desde entonces, la evolución biotecnológica de los marcapasos ha sido extraordinaria, tanto por lo que se refiere a su tamaño como a la duración de sus baterías y a la manipulación externa de sus modos de funcionamiento. Algunos años más tarde aparecieron los desfibriladores implantables que, al detectar arritmias mortales, producen descargas eléctricas en el corazón, recuperándolo.

Diferencias en tamaño entre un marcapasos
con y sin cable.

Clásicamente, los marcapasos se componen de dos sistemas básicos: el generador instalado debajo de la piel y el cable que lo conecta al corazón.

Recientemente, se ha desarrollado un marcapasos, sin cable, en el que en una única unidad se contienen los elementos necesarios para la estimulación cardíaca. El sistema, de un tamaño mínimo, se instala en la zona trabeculada del ventrículo derecho. 

Se trata de un marcapasos monocameral VVIR Nanostim, que se implanta por vía venosa femoral con la ayuda de una sonda parecida a las que se usan en los cateterismos cardíacos convencionales. El procedimiento se lleva a cabo con anestesia local. La conexión al ápex del ventrículo derecho se fija mediante una hélice de titanio no retráctil que evita su desplazamiento. El tamaño es notablemente inferior al de los marcapasos convencionales que constan de generador y cable y su estabilidad dentro del corazón es segura.

Marcapasos sin cable alojado en el ápex del
ventrículo derecho

El recién publicado Estudio LEADLESS, ha analizado los resultados a un año de los 33 primeros pacientes que han recibido este novedoso modelo de marcapasos. En uno de los pacientes la implantación resultó imposible por dificultades técnicas y en otros dos se observaron complicaciones. En el resto, el funcionamiento ha sido correcto, no se han observado trombosis, embolias ni desplazamientos del sistema y la función contráctil del corazón es similar a la que existía antes de la implantación.

El futuro y la observación médica permitirá establecer, en pocos años, la fiabilidad y seguridad de este ingenio novedoso cuya indicación principal es el bloqueo cardíaco completo que provoca síncopes y en el peor de los casos la muerte.


No hay comentarios:

Publicar un comentario