sábado, 9 de mayo de 2015

Venas y enfermedad de Alzheimer

¿Existiría una causa fuera del cerebro que explicara el alzheimer?

Los científicos llevan años buscando en el interior del cerebro para tratar de encontrar la causa de una enfermedad: el alzheimer, cuya prevalencia se ha disparado en los últimos años, siendo la principal causa del deterioro cognitivo senil y de la consecuente incapacidad física y mental.

Estas investigaciones han aportado y siguen aportando informaciones muy valiosas pero cuyas repercusiones en el terreno de la prevención y la terapia han dado, hasta ahora, resultados descorazonadores. No obstante, gracias a estas investigaciones se sabe que la abundante presencia de unas determinadas proteinas favorecería el desarrollo de unas placas de sustancia amiloide que al ovillarse en torno a las neuronas y a sus interconexiones traería consigo no sólo la pérdida de las unidades funcionales básicas del cerebro (las neuronas) sino, sobre todo, las conexiones entre ellas cuyos efectos inmediatos serían los síntomas típicos del alzheimer, que son hoy en día sobradamente conocidos por todo el mundo. La abundancia de placas amiloides dificultaría, además, el drenaje del líquido cerebroespinal lo que incrementaría, paralelamente, la presión intracraneal.

Recientemente, científicos de la Facultad de Medicina y el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Buffalo (NY. EEUU) han centrado sus investigaciones fuera del cerebro y han descubierto algunos hechos sorprendentes.

Se sabía, desde hace tiempo, que en las personas mayores las válvulas conniventes venosas, encargadas de que el flujo sanguíneo circule siempre en la dirección del corazón, muestran una marcada tendencia a la incompetencia, tanto en su apertura como en el cierre. Este trastorno, a nivel de las piernas, provoca el conocido síndrome varicoso, de evolución progresiva, y que en muchos casos requiere una solución quirúrgica. Pues bien, científicos de la mencionada universidad americana han observado un fenómeno similar en las venas del cuello (yugulares) que son las encargadas de recoger toda la sangre procedente del cerebro para vehicularla al corazón y de ahí a los pulmones para la necesaria recaptación de oxígeno y liberación del carbónico.


Según estos trabajos, un cierre valvular venoso deficiente, en especial en las yugulares internas, permitiría el reflujo retrógrado de la sangre venosa hacia el cerebro provocando un remanso en determinadas áreas favoreciendo el desarrollo de placas de sustancia amiloide, particularmente a nivel de la sustancia blanca del cerebro, lo que conduciría a la destrucción neuronal y de sus conexiones inter-sinápticas. Clínicamente, estos hechos inducirían una pérdida de la capacidad cognitiva del paciente, que es el síntoma alarma y el más característico del alzheimer a lo largo de toda su evolución.

Este primer estudio de aproximación al problema ha sido llevado a cabo con un reducido número de pacientes afectos de alzheimer, los cuales han sido examinados con técnicas de doppler vascular a nivel del cuello y con resonancia magnética cerebral.


Según palabras del Dr. Robert Zivadinov, responsable de la investigación, es éste el primer estudio clínico que ha dejado de observar el sistema arterial cerebral como responsable directo del problema (como hasta ahora se pensaba), para focalizar la atención en el sistema venoso de drenaje a nivel del cuello y en la incompetencia de las válvulas anti-reflujo. De confirmarse estos hallazgos con estudios más amplios y elaborados, posiblemente se habría dado un gran paso en el estudio de la génesis de la enfermedad lo que traería consigo el desarrollo de terapias, posiblemente mecánicas, que evitando el reflujo sanguíneo del sistema yugular, evitase, consecuentemente, la aparición de la enfermedad y mejorara, quién sabe, un cuadro clínico de expectativas dramáticas.


jueves, 7 de mayo de 2015

Ácidos omega 3

Se viene insistiendo en los últimos años en los efectos vásculoprotectores de los ácidos esenciales omega.3 y su acción beneficiosa en determinadas  enfermedades cardiovasculares, a través de una acción reductora del colesterol, una mejor tolerancia a los hidratos de carbono y efectos antitrombóticos que evitan el infarto de miocardio. Sin embargo; no existe un adecuado conocimiento de los mecanismos de acción de estas sustancias esenciales y sobretodo en qué modo podríamos enriquecer nuestra dieta con estos imprescindibles suplementos.

Desde principios del siglo XX se vienen realizando estudios epidemiológicos y clínicos acerca del beneficio de estos ácidos esenciales omega.3.  Fue precisamente uno de estos estudios llevado a cabo en tribus esquimales de Groenlandia, en concreto con los Inuits, los que alertaron a la clase médica por el escaso grado de enfermedad cardiovascular y de infarto de miocardio en estas tribus en relación a la población general. Se pensó, en un principio,  que la causa para tal reducción en morbilidad y mortalidad cardiovascular debería ser de tipo genético, pero abundando en la investigación epidemiológica y nutricional pudo finalmente comprobarse que en estos individuos el consumo de ácidos esenciales omega.3 es muy elevado.


En efecto; debido a los largos y gélidos inviernos que soportan estas poblaciones esquimales su alimentación está basada en el consumo de todos los productos obtenidos de las focas, las cuales a su vez se alimentan de los pescados de la zona.  Desde hace tiempo se sabía que algunos pescados, en particular los azules, son ricos en omega.3, pero fue más recientemente cuando pudo comprobarse que en la grasa subdérmica de la foca de Groenlandia el contenido de estos ácidos omega.3 era igualmente muy elevado y en especial en DPA, uno de los tres ácidos omega.3 esenciales con mayor efecto cardioprotector. Otros ácidos omega.3: DHA y EPA se encuentran igualmente en altas y equilibradas proporciones en el aceite que se obtiene del prensado directo de la grasa de estos mamíferos.

Numerosos estudios han podido demostrar que los ácidos omega.3 reducen el colesterol total con la particularidad de que disminuyen el mal colesterol (LDL) y suben el buen colesterol (HDL). Por otro lado, disminuyen los niveles de triglicéridos y mejoran la tolerancia de los hidratos de carbono con lo que los diabéticos que consumen estos suplementos dietéticos mejoran su perfil de azúcar en sangre al tiempo que reducen el riesgo cardiovascular. Existe una acción añadida extraordinariamente interesante por la cual, los ácidos omega.3 inhiben la agregación y adhesividad de las plaquetas reduciendo los niveles de fibrinógeno con lo que las posibilidades de formación de trombos vasculares disminuye de modo muy significativo.

Sin duda, el estudio más revelador de los últimos tiempos ha sido el GISSI llevado a cabo en Italia. Este ensayo, que enroló a más de cinco mil pacientes con antecedentes de infarto de miocardio, fue seguido durante más de cinco años. Los pacientes fueron divididos en dos grupos iguales. A uno de ellos se le suministró suplementos dietéticos ricos en omega.3 mientras que el grupo de control fue tratado con terapia y dieta convencional. Al cabo de cinco años, el grupo en cuya dieta se había incluido el suplemento omega 3 frente al grupo de control, redujo las  posibilidades de un reinfarto en un 21%, las de sufrir una muerte cardiovascular por cualquier causa en un 30% y la muerte súbita cardíaca en un 45%. Estos datos vinieron a confirmar una sospecha muy fundada en observaciones anteriores. A partir de los resultados del GISSI los médicos aconsejan a sus pacientes consumir productos dietéticos ricos en ácidos omega.3. Algunos frutos secos, como las nueces, y en la mayoría de los pescados, preferentemente los azules, las concentraciones de ácidos omega 3 son suficientes como para proveernos de las cantidades necesarias requeridas.


Es curioso y al mismo tiempo preocupante, que la sociedad occidental actual consuma en su dieta una sexta parte de lo que recomiendan los expertos nutrólogos de la Organización Mundial de la Salud o los de las Sociedades Británicas y Canadiense para la Nutrición. Paradójicamente las cantidades diarias requeridas de estas sustancias son tan bajas como 1 gramo lo cual puede conseguirse con una dieta equlibrada en estas sustancias o bien mediante el aporte en forma de suplementos.




sábado, 2 de mayo de 2015

Terapia Neural, Procaína, MAO, Gerovital y la doctora Aslan

La Terapia Neural trata de potenciar los sistemas biorreguladores del organismo por el principio de la acción / reacción utilizando como factor precipitante un conocido anestésico local: la procaína, muy utilizado en odontología.
Los estímulos provocados mediante la inyección local de bajas concentraciones diluidas de procaína, libre de efecto anestésico, consiguen que el organismo, por sí mismo, repare numerosos procesos patológicos y que, selectivamente, actúe sobre determinados sustratos que propician la amortiguación de  una enzima, la monoaminooxidasa (MAO) responsable de la destrucción de neurohormonas claves para la vida y el placer como son la norepinefrina, la serotonina y la dopamina.
El cuerpo humano debe de ser considerado como un todo en el que los diferentes aparatos y sistemas están íntimamente relacionados siendo, además, interdependientes. Así pues, el sistema nervioso, el endocrino, el inmune, el cardiovascular, el digestivo, etc., trabajan de manera coordinada de forma que cuando uno de ellos sufre un desequilibrio, el resto enferma.

La comunicación y coordinación entre ellos viene condicionada por la actividad de los neurotransmisores, de determinadas hormonas, de agente proinflamatorios como las citoquinas y de agentes reguladores como la MAO, el PABA (ácido paraaminobenzoico) y el DEAE (dietilaminoetanol). Todas las células del cuerpo están íntimamente involucradas en este complejo sistema de intercomunicación comandado por el sistema neurovegetativo (simpático y parasimpático) que vehicula la información en todas las direcciones imaginables.
La terapia neural, que utiliza procaína en dosis bajas, estabiliza el potencial eléctrico de las membranas celulares regulando sus funciones. 

Aplicaciones e indicaciones de la terapia neural.
La terapia neural persigue con sus estímulos específicos que, mediante la coordinación global de todos los órganos y sistemas, sea el propio organismo quien regule su actividad, reparando al mismo tiempo los desequilibrios que conducen a la aparición de la enfermedad.
Las indicaciones más habituales donde la terapia neural con procaína han demostrado un incuestionable beneficio son:
 - Procesos inflamatorios agudos y crónicos.
- Tratamiento del dolor agudo y crónico.
- Procesos ósteo-articulares degenerativos y traumáticos.
- Problemas que afectan al aparato cardiovascular.
- Patologías degenerativas del sistema nervioso.
- Desajustes hormonales.
¿Qué es la procaína?
La procaína es un anestésico local ampliamente utilizado en odontología y carente de efectos indeseables cuando se utiliza en las dosis recomendadas. En dosis mayores pueden observarse reacciones alérgicas de escasa relevancia clínica. Por sus propiedades farmacológicas, se dice que la procaína tiene una acción simpaticolítica, disminuyendo la percepción del dolor y el estrés.
Como agente de base para la terapia neural se utiliza en concentraciones inferiores al 1%. 
La procaína se forma mediante la fusión de un ácido (PABA) y un alcohol (DEAE). Cuando la procaína es inyectada se disocia en los dos factores que la han creado, es decir, en PABA y DEAE.
Las acciones del PABA son múltiples y absolutamente necesarias para mantener una perfecta homeostasis. Es un factor clave en la producción de aquellos agentes reguladores de un equilibrado desarrollo metabólico. Se sabe, además, que el PABA entra a formar parte de los elementos productores de glóbulos rojos en la médula ósea. Facilita la conservación de la piel y los tegumentos protegiendo el pelo y las uñas, al tiempo que modula la actividad de glándulas como el tiroides, las suprarrenales, la hipófisis, los testículos y los ovarios. A nivel del tracto digestivo regula las secreciones enzimáticas de hígado y páncreas y estabiliza la flora intestinal lo que contribuye al buen equilibrio del sistema inmunológico y a la producción de agentes como vitaminas de los grupos B y K, ácido pantoténico, ácido fólico y biotina. 

Los efectos del DEAE son menos conocidos y sus acciones se vinculan con la estabilidad emocional evitando síndromes psiquiátricos del tipo de la depresión o la ansiedad e incrementando el nivel de euforia.
Ambos agentes (PABA y DEAE) una vez incorporados al organismo son inestables y rápidamente metabolizados por el hígado. Sin embargo, cuando se administra procaína sus efectos resultan más eficaces y duraderos.
Los efectos de la procaína son numerosos. No sólo es un potente anestésico local sino que en bajas concentraciones tiene los efectos antes mencionados a los que cabe añadir: Regulador neurovegetativo. Estabilizador del potencial eléctrico de las membranas celulares. Antiarrítmico. Antiinflamatorio. Miorrelajante. Antiespasmódico. Vasodilatador. Analgésico. Antihistamínico, etc.
Investigaciones antienvejecimiento de la doctora Ana Aslan con procaína:
En 1946, la doctora rumana Ana Aslan descubrió, tratando excombatientes de la Segunda Guerra Mundial, que la procaína contenía múltiples propiedades terapéuticas. Sus investigaciones clínicas y de laboratorio le llevaron a crear en 1952 el Gerovital H3, capaz de aportar los nutrientes necesarios para reparar y/o renovar las células envejecidas o dañadas facilitando, además, un mayor aporte de oxígeno a las células. Su fórmula, al día de hoy, continúa siendo el secreto que la doctora Aslan se llevó a la tumba pero se sabe que la procaína está en la base de su formulación. 
Dra. Ana Aslan a los 90 años
La Dra. Ana Aslan, conoció a través del Journal of Physiology que existía una enzima en el cuerpo humano denominada monoaminooxidasa (MAO). La revista reportó que la MAO conserva estables e inalterados sus niveles en sangre hasta la edad de 30 años pero, luego, aumenta sus concentraciones plasmáticas de forma exponencial, conforme envejecemos.

La MAO neutraliza los efectos de determinados neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y la norepinefrina. Conforme los individuos van cumpliendo años, la actividad de la MAO aumenta destruyendo más rápidamente estas substancias de tanta importancia fisiológica. La dopamina, la serotonina y la norepinefrina son los agentes responsables de sensaciones  relacionadas  con el placer, la serenidad y la calma y al parecer, también, con la longevidad.

Se encontró que los pacientes que sufren patologías debilitantes tales como la artritis, artrosis, neuritis, arteriosclerosis, senilidad o depresión tienen niveles mucho más altos de MAO que lo normal.

Investigando con ratas blancas envejecidas, la Dra. Aslan condujo una serie de experiencias para tratar de disminuir los niveles de MAO usando varias fórmulaciones. Descubrió así, una combinación que consiguió reducir en un 85% la actividad y las concentraciones plasmáticas de MAO en las ratas investigadas en tan sólo un período de 15 días. Pero lo más interesante fue que las ratas con los niveles disminuidos de MAO vivieron un 21.2% más de tiempo que otro grupo normal de ratas blancas en las que no se administró el agente reductor de la MAO.

Durante los siguientes años, la Dra. Aslan observó el comportamiento de numerosos pacientes tratados con su fórmula secreta. En promedio, el grupo del estudio vivió aproximadamente un 29% más que la esperanza de vida promedio de la población general, lo que en términos relativos permite calcular un incremento de unos 16 años en las expectativas de vida.

A través de los años, miles de pacientes de la Dra. Aslan manifestaron mejorías y alivios típicamente relacionados con el envejecimiento, tales como la artritis, neuritis, impotencia, deterioro mental, pérdida de memoria, psoriasis, asma, angina de pecho, úlceras, arteriosclerosis, depresión, diabetes, hipertensión, piel reseca y poco tono muscular, falta de deseo sexual y de energía, osteoporosis, hipoacusia e incluso algunos pacientes canosos manifestaron que el pelo había conseguido un tinte más oscuro. Las mujeres post-menopáusicas tratadas manifestaron un alivio significativo de los síntomas inherentes a este proceso biológico (sofocos, falta de deseo sexual, tendencia a la obesidad, sequedad vaginal, etc.). 


Todas estas propiedades terapéuticas son las que le dan a la procaína la capacidad de tener un fuerte efecto antienvejecimiento que condujo a la Dra. Ana Aslan a utilizarla en sus tratamientos de rejuvenecimiento y que la hicieron famosa por los años cincuenta del pasado siglo XX. Las investigaciones de la Dra. Aslan no pasaron inadvertidas por la comunidad científica internacional y por personajes relevantes de la alta sociedad. Muchas celebridades recibieron tratamiento con procaína, desde bellas estrellas del celuloide como Marlene Dietrich, Marilyn Monroe o Claudia Cardinale,  políticos como Mao Ze-Dong, John F. Kennedy, Fidel Castro, Francisco Franco, o Charles De Gaulle, pintores como Dalí o Picasso, escritores como Pablo Neruda y actores como Omar Sharif.

Numerosas clínicas antienvejecimiento continúan aplicando, hoy en día, este procedimiento terapéutico de reconocida eficacia médica, entre ellas la nuestra.

viernes, 1 de mayo de 2015

Corazón y cocaína

Recientes estadísticas señalan un extraordinario aumento de los casos atendidos en las urgencias de los hospitales para pacientes necesitados de asistencia médica tras el uso de una droga ilícita y peligrosa como la cocaína.
De los más de 2,5 millones de urgencias atendidas anualmente en EEUU por abuso de drogas, la mitad de ellas estaban motivadas por consumo de cocaína, lo que viene a confirmar que esta droga es la más habitualmente consumida, no sólo en Estados Unidos sino en todo el mundo occidental.

La cocaína es un alcaloide altamente adictivo cuyo efecto más inmediato es un estado de euforia al que le siguen otros efectos adversos de naturaleza aguda y, a largo plazo, crónica.
Hoy en día se sabe que entre esos efectos colaterales, la miocardiopatía dilatada es uno de los más habituales y graves. También el infarto agudo de miocardio, que no sólo es frecuente en pacientes mayores sino que cada vez se observa más en jóvenes cocainómanos que aun no han alcanzado la edad de veinte años. Estadísticas del año 2012 indicaban que casi un 3% de la población de más de 12 años consumía cocaína de manera habitual.

La cocaína (benzoil-metil-ecgonina) es un alcaloide cristalino extraído de la coca, una planta que crece de modo preferencial en los países cálidos de Sudámerica.  Sus efectos, en tanto que droga, son poderosamente adictivos. Existen dos formas de cocaína: la sal hidroclorada que es la que habitualmente se emplea para inyección intravenosa o para ser esnifada, y la formulación de base libre conocida como "crack" o "crack-cocaína" que sirve para ser fumada.
La cocaína, cualquiera que sea la vía utilizada, produce un efecto euforizante inmediato mientras que, a largo plazo y tras un consumo reiterado, induce cambios cardiovasculares muy graves.
El principio activo de la droga estimula el sistema nervioso simpático induciendo un bloqueo en la recaptación de catecolaminas en las terminales nerviosas libres lo que aumenta la concentración sináptica de adrenalina y noerepinefrina. Los efectos euforizantes son causados por las altas concentraciones de estos estimulantes y de modo particular por la acción de la dopamina a nivel del mesolimbo del sistema nervioso central.

La potencia y duración de los efectos depende de la vía de administración. El efecto más rápido se consigue con la inyección intravenosa, aunque sus efectos son igualmente rápidos con la inhalación nasal o la ingestión oral.
La vida media de la cocaína en el organismo varía de acuerdo a la vía de administración, oscilando entre 1 minuto y más de 2 horas. La colinesterasa, un enzima hepático, metaboliza la cocaína haciéndola soluble en agua y facilitando su eliminación por vía urinaria. No obstante, análisis de orina efectuados a las 72 horas de su consumo permiten identificar trazas de sus previas concentraciones sanguíneas.
Son numerosas las complicaciones cardiovasculares del consumo de esta potente droga. La cocaína modifica directamente la estructura y la función del endotelio incrementando las concentraciones de un poderoso vasoconstrictor: la endotelina-1, inhibiendo, al mismo tiempo, la producción del más potente vasodilatador conocido: el óxido nítrico. Todo da como resultado una brusca estimulación del aparato cardiovascular propiciando un estado fisiológico que aumenta la frecuencia cardíaca, la presión arterial e induciendo en muchos casos hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca congestiva, arritmias, infarto de miocardio, disección aórtica e ictus.
Necropsia de un corazón con miocardiopatía dilatada.
A largo plazo, la cocaína provoca insuficiencia cardíaca crónica por miocardiopatía dilatada y en algunos casos endocarditis inflamatoria e infecciosa con afectación secundaria de las válvulas cardiacas.
En los últimos años el consumo de cocaína ha sido asociado a la llamada "miocardiopatía dilatada de Takotsubo" o síndrome del "corazón roto", una forma de insuficiencia cardíaca muy grave, de presentación brusca, directamente relacionada con las altas concentraciones sanguíneas de catecolaminas secundarias al consumo de esta droga.
También la experiencia clínica indica que cesar en el consumo de cocaína se sigue de una drástica disminución del riesgo cardiovascular derivado de la actividad de la droga.
Dicho queda.



domingo, 19 de abril de 2015

Ibuprofeno: Algo menos que un analgésico.

El Comité Europeo de Farmacovigilancia y Verificación del Riesgo ha finalizado una revisión en la que confirma que un consumo abusivo de ibuprofeno (cantidades superiores a 2.400 mg diarios) produce un significativo aumento del riesgo para infarto de miocardio e ictus. Para cifras de consumo habitual (1.200 mg/día) el riesgo es en la práctica inexistente.
El organismo europeo de control sugiere que cifras superiores a las anteriormente citadas deberían ser evitadas por la población general y de modo particular por aquellos pacientes proclives a presentar enfermedades del corazón, riñón y cerebro o en los que ya sufrieron este tipo de padecimientos. Por esta razón se insta a los médicos a evitar tratamientos prolongados y con dosis elevadas en este tipo de pacientes aunque no hayan dado muestras de enfermedad cardiovascular pero en los que otros factores de riesgo como tabaquismo, hipertensión, diabetes o colesterol elevado estén presentes.
El Comité Europeo de Farmacovigilancia recomendará la inclusión en el etiquetado y en la información del producto los riesgos sobre el consumo continuado de altas dosis de ibuprofeno, a las que antes hemos hecho referencia, junto con la manifiesta evidencia de interacciones deletéreas con altas dosis de aspirina.

Estas recomendaciones para el ibuprofeno también son aplicables al dexibuprofeno, un derivado del primero y de similares características.
Ibuprofeno es un producto que habitualmente se expende en las oficinas de farmacia sin la necesaria presentación de la prescripción médica obligatoria. En tal, sentido los farmacéuticos deberían ser cautelosos a la hora de facilitar cierto tipo de medicamentos sin un conocimiento exhaustivo de los antecedentes médicos de los pacientes, lo que difícilmente podrá hacerse sin un examen médico detallado.


viernes, 17 de abril de 2015

Hasta que el divorcio nos lleve al infarto


Aquello de "más vale estar solo que mal acompañado" es una verdad a medias. Un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista médica Circulation concluye que el divorcio aumenta el riesgo para infarto de miocardio y acorta las expectativas de vida. En un post anterior a este ya nos habíamos referido a similares resultados con otro estudio de parecidas características. 


Para obtener estas conclusiones los autores observaron durante 18 años (1992 - 2010) a más de 16.000 estadounidenses de ambos sexos. Un tercio de los evaluados habían tenido uno o varios divorcios. En el grupo de los divorciados se observó una mayor tendencia hacia los padecimientos cardiovasculares y, en concreto, al infarto de miocardio, mientras que en los que continuaron casados esta prevalencia fue significativamente menor.

No obstante, estos resultados no fueron homogéneos, dependiendo del género. Así, los varones divorciados que volvieron a casarse no mostraron un aumento de las tasas de infarto de miocardio comparado con los nunca divorciados, mientras que las mujeres divorciadas que volvieron a casarse el aumento en el número de infartos de miocardio fue notablemente superior respecto de aquellas otras que tras el divorcio permanecieron célibes. Además, en las mujeres que habían tenido dos o más divorcios el riesgo cardiovascular para infarto fue similar al que se observa con otros factores de riesgo como el tabaquismo, el exceso de colesterol o la hipertensión arterial.

Los autores sugieren que un cierto aislamiento social y otros factores de orden fisiológico y psicológico que supone la ruptura de la pareja pudieran jugar un papel clave que explicara esta marcada tendencia hacia la enfermedad cardiovascular.
Los investigadores sospechan que "el estrés psicológico agudo y crónico asociado al divorcio puede jugar un papel clave que explique los hallazgos de este estudio".

Hay otros estudios que, por el contrario, indican en qué modo las desavenencias conyugales crónicas y reiteradas son, igualmente, un importante factor de riesgo que acorta la vida de quienes lo sufren y sobre todo inciden de una forma lamentable en la búsqueda de la felicidad plena a la que todos aspiramos.


Son pocos los que se manifiestan plenamente satisfechos con su modo de ser y estar y en ello el ambiente en que nos desenvolvemos y las relaciones personales que mantenemos tienen la clave del éxito.

miércoles, 7 de enero de 2015

Cuando un mal matrimonio rompe el corazón que lo sufre.

Investigadores del departamento de Sociología de la universidad de Chicago (EEUU) analizando datos del National Social Life, Health, and Aging Project, concluyen que las desavenencias conyugales influyen negativamente sobre la salud cardiovascular aumentando de forma notable los problemas cardíacos.

La muestra analiza 1.200 matrimonios en los que 457 eran mujeres y 739 hombres con un rango de edad que oscila desde 57 a 85 años. Todos cumplimentaron, por separado, un cuestionario de calidad de vida y salud.


Los datos médicos evaluados incluían procesos como la hipertensión arterial, taquicardia, arritmias, angina, valores de proteína C reactiva como índice inflamatorio, y eventos cardiovasculares previos.

Los resultados del estudio señalan claramente que, a mayor edad mayor impacto del matrimonio desafortunado sobre la salud cardiovascular, siendo esto mucho más acentuado en las mujeres que en los hombres. Estos datos fueron comparados con los de otros matrimonios sentimentalmente estables.


Los investigadores argumentan con la hipótesis de que el síndrome general de estrés que provoca una mala relación conyugal aumenta el fenómeno inflamatorio (puesto de manifiesto por el incremento de la proteína C reactiva) y que esto, a su vez, actúa sobre la pared de las arterias coronarias acelerando el desarrollo arterioesclerótico conducente a la angina, a la hipertensión arterial y al infarto de miocardio.

Con respecto al mayor impacto que una mala relación matrimonial obra sobre la mujer, los sociólogos concluyen que el sexo femenino interioriza peor que el masculino este tipo de estrés favoreciendo la depresión, la angustia y, secundariamente, los problemas coronarios.


El estudio no aporta datos sobre si este mismo tipo de conflicto afecta en igual medida a las parejas más jóvenes. En cualquiera de los casos, lo aconsejable es la cordialidad dentro y fuera del matrimonio y si las circunstancias lo imponen, existen recursos eficaces para poner remedio, porque en el matrimonio, como casi en todas las instancias de la vida y de la guerra, una retirada a tiempo es en la mayoría de los casos una honrosa victoria que, en el caso que nos ocupa, beneficia especialmente al corazón que sufre por amor.


Bad Marriage, Broken Heart? Age and Gender Differences in the Link between Marital Quality and Cardiovascular Risks among Older Adults
.                 Hui Liu1
.                 Linda Waite2
.                 1Department of Sociology, Michigan State University, East Lansing, MI, USA
.                 2Department of Sociology & NORC, University of Chicago, Chicago, IL, USA
Hui Liu, Department of Sociology, Michigan State University, Berkey Hall, 509 E. Circle Drive 316, East Lansing, MI, 48824, USA. E-mail: liuhu@msu.edu


lunes, 29 de diciembre de 2014

El timo y los peligros del agua embotellada.

En los últimos años se nos ha estado vendiendo de una forma abrumadora y diría que hasta poco ética las propiedades saludables del agua embotellada procedente de “manantiales purísimos de alta montaña donde nunca puso el pie el ser humano”. No digo yo que el agua procedente de tales fuentes no sea buenísima y purísima pero el problema no radica en el agua misma sino en el bisfenol A que contiene la botella de plástico.


Cada día son más numerosos los artículos científicos donde se publican los efectos perniciosos del bisfenol A. Este agente es capaz de penetrar en los líquidos que contienen los envases de plástico contaminándolos de una forma muy perjudicial para la salud. Un par de horas después de haber ingerido agua procedente de una botella de plástico, la cantidad de bisfenol A determinada en orina eleva su concentración hasta en quince veces.

Un reciente artículo publicado en Hypertension advierte que tras la ingestión de agua embotellada en plástico la presión arterial se eleva unos 5 mmHg. Conviene recordar que un aumento de la tensión arterial por encima de los 20 mmHg duplica las posibilidades de sufrir un accidente coronario.

Los mecanismos fisiopatológicos por los que el bisfenol A induce trastornos vasculares peligrosos son complejos y tienen mucho que ver con cambios neurohormonales que regulan la actividad funcional y estructural de las arterias.


Otros estudios de carácter experimental han señalado que altas concentraciones de bisfenol A en los tejidos orgánicos favorecen la aparición de determinados tumores así como diabetes, hipertensión, obesidad, trastornos del sistema reproductivo y disfunción de la glándula tiroides.

Son muchos los argumentos en contra del agua y de otros líquidos embotellados en plástico, sin contar con la contaminación ambiental que produce este tipo de envasado además de que, según un estudio americano, el 25% de las llamadas “aguas minerales” se envasan directamente de los grifos del consumo general de las ciudades donde, dicho sea de paso, el control sanitario de esta agua de consumo corre a cargo de expertos que garantizan su óptima calidad.

Me contaron de un astuto “empresario” mejicano que decía vender agua “radiada” con excelentes propiedades para la salud. Cuando alguien le preguntó cómo conseguía “radiar” el agua, respondió que el procedimiento era bastante simple y muy económico: “A ambos lados del tubo de envasado —dijo— coloco una equipo que emite música de radio Guadalajara y al otro, otra que da noticias de radio Jalisco. ”


Al margen de la broma anterior conviene además recordar que no es solamente bisfenol A lo que contiene el agua embotellada en plástico sino que se han detectado otros agentes patógenos como trihalometanos, bencenos, mohos, y hasta arsénico.


Recuerde estos datos y antes de comprar líquidos embotellados en plástico piense en su salud y de paso en el maltrecho equilibrio ecológico.

sábado, 13 de diciembre de 2014

La salud cardiovascular es cosa de dos.

Hace algo menos de un año fue publicado el estudio Euroaspire IV, una encuesta a escala europea, llevada a cabo en 24 países de la UE para conocer el estilo de vida, el uso de medicamentos, el control de los factores de riesgo y el grado de conocimiento de los pacientes cardiovasculares acerca de su enfermedad.
 
Los resultados han sido sorprendentes: El 65% de los pacientes cardiacos desconoce varios aspectos de su enfermedad. Tras un evento cardiovascular, cuatro de cada cinco pacientes (80%), al cabo de seis meses, continúan con sobrepeso, uno de cada dos (50%) siguen fumando, menos de un tercio (30%) ha conseguido rebajar las cifras de colesterol a niveles óptimos y sólo uno de cada dos (53%) ha conseguido controlar su presión arterial previamente elevada.

Otros datos indican que el 24% no sabe qué tipo de enfermedad cardiovascular padece. Con respecto a su gravedad, el 23% la desconoce, el 29% la considera inferior a la real y el 22% no sabe determinar si su enfermedad será relevante en su pronóstico. Uno de cada tres pacientes ignora la conveniencia de introducir cambios en sus hábitos de vida. El 32% de los ingresados no enumera las pruebas que se le han realizado y el 29% no sabe definir qué tipo de tratamiento se aplicaría en su caso. El estudio también concluye que la mayor parte de los pacientes desean obtener más información.



Los datos han sido impactantes entre los responsables sanitarios europeos quienes, en cooperación con los profesionales de la salud y las asociaciones de pacientes, ya están implementando medidas tendentes a corregir estas deficiencias. En tal sentido, se señala que una mayor concienciación por parte del médico y una mayor participación del paciente en su enfermedad, exigiendo mayor información, son posturas esenciales para invertir esta peligrosa situación.

Los evaluadores de la encuesta indican que para concienciar al paciente resulta imprescindible actuar primero, sobre los profesionales de la salud para que se comprometan en la educación sanitaria de sus pacientes y para que éstos, a su vez, se responsabilicen de su enfermedad y participen activamente en su tratamiento, con pleno conocimiento de lo que deben de hacer en todo momento y muy en especial en la rápida identificación de los síntomas cardiovasculares de alarma.


Es un hecho cierto que la aplicación de sólidos programas de educación sanitaria han contribuido a reducir la morbimortalidad cardiovascular en un 26% y la mortalidad por cualquier causa en casi un 20%. El conocimiento de los factores de riesgo y su prevención es la base principal para mejorar la salud cardiovascular de los europeos y su calidad de vida.

Este estudio Euroaspire IV demuestra una vez más que la salud depende, por supuesto, de una correcta actuación médica pero que ésta carecería de efectividad sin la decidida y comprometida actuación del paciente.